Extraña combinación entre exorcismos, problemas familiares y thriller policiaco, más verosímil que la mayoría de los films de terror... quizás porque no da tanto miedo nos la podemos creer más, ayudado por la cercanía de Eric Bana y Edgar Ramírez. Sin duda, éste es el detalle más positivo de la producción, la simbiosis entre policías y curas. Sin embargo, también supone un handicap para los amantes de los buenos sustos, ya que, a pesar de provocarte una constante sensación de intranquilidad y sufrimiento, no asusta lo suficiente para los fans del género.
Una fotografía atractivamente fría, un guión relativamente trabajado y la cuanto menos interesante actuación de Sean Harris, dan calidad a esta historia lineal, que evoluciona con sentido. Aunque en conjunto funciona, algunas partes del mecanismo deben de ser engrasadas.
Muchos son los pros y contras, y aún más difícil encontrar una puntuación justa, tanto si eres amante de C.S.I. como de El exorcista, ve a verla, pero a ambos grupos os dejará tibios.
Por ello le damos 2'5 puntos de cruz.


