Para los que crecieron en la compañía de Doraemon, puede que esta película no sea de su agrado, una estética muy diferente y una historia contada a un ritmo acelerado, con lapsus de tiempo.
Según sus directores Takashi Yamasaki y Ryuichi Yagi, está hecha para llorar, pero algunos lloraremos de la lástima de un film tan superficial para contar la historia de un personaje encantador, de la regular animación y del doblaje de Mario Vaquerizo, que aunque breve, todavía resuena en nuestros oídos, tanto que el de Alaska parece una maravilla a su lado.Cuenta con una atmosfera como si Leonardo da Vinci se hubiera pasado las horas haciendo sfumato en cada uno de los fotogramas y olvidando el sentido de la animación digital.
Una verdadera lástima el tener la intención de tocar la fibra sensible de los espectadores sin ahondar en la gran amistad de los personajes, por querer contar en 95 min lo que se ha contado en 1787 episodios.
Apta solo para lo más pequeños que desconocen la existencia de la serie, por ello le damos 2 puntos de cruz.
