Ésta versión contemporánea del clásico comienza con Samuel L. Jackson haciendo el gilipollas.
Continua con Jackie Earle Haley con un exoesqueleto estilo Elysium, a lo que no encontramos mucho sentido, al igual que las máquinas de guerra, que no sabemos en qué se han inspirado...
Bueno, en este film se enfrentan a un gran problema ético, al dotar de corazón al cuerpo de ojalata.
La carencía principal de esta película está en que se centran en dar vida a lo inerte y se olvidan de dar fuerza y personalidad al desarrollo. Las relaciones son huecas pero bien construidas y las expresiones de Abbie Cornish limitadas. La elección de Joel Kinnaman nos parece más que adecuada, pero el corazón enlatado que mecaniza da poco de si. La presencia de Gary Oldman ameniza bastante y resulta entrañable entre tanta electrocución.
Buenas intenciones que se pierden entre explosiones y una mala edición. El resultado es más que entretenido y llevadero, estando acogido por un buen diseño de producción. Todo el conjunto es culminado con un patético-patriótico final.