viernes, 8 de mayo de 2015

Big eyes


La curiosa historia tras las las pinturas de Margaret Keane ha llegado finalmente al cine y no todo lo bien que podría haber sido. Un esbozo en colores pastel algo superfluo y falto de pasión.

No hay duda de que el film se sustenta de principio a fin, aunque de forma irregular, aguanta bien los vacíos. El problema, más bien la sorpresa, llega al pensar que Tim Burton está detrás. Una pequeña decepción (grande para algunos), sobretodo cuando tantas son las similitudes entre la obra de Margaret y Burton que se pueden apreciar en un vistazo ligero: ambos han sido cuestionados en el mundo del arte, ambos han conquistado a las masas con un estilo personal y a contracorriente, y ambos han conseguido que su desconcertante estilo plástico sea producido y consumido en serie por el público.

Pero nada del sello Burton puede vislumbrarse salvo algunos matices estéticos en las escenas. El conjunto da como resultado un proyecto casi impersonal, hasta el enfoque del film es frío con ese narrador que no aporta nada salvo lo evidente, y un trascurso de líneas de guión centrado en complacer la imagen de la señora Keane sin apenas definir los matices sociales y personales como se debería. Por suerte Amy Adams y Christoph Waltz dan cara a una convincente relación artística donde saben equilibrar la caricatura y el rigor dramático.

En definitiva: muchos ojos grandes, muy grandes, y un resultado que no abarca todo lo que se espera de una historia con tanto material. El resultado es correcto y cuenta con aires complacientes de telefilm soso. Por ello le damos 3  puntos de cruz.