domingo, 23 de marzo de 2014

Ocho apellidos vascos


Todo un despropósito de 98 minutos que no hace otra cosa que tirar de estereotipos y del chiste fácil. Lo más impactante no es el pésimo acabado técnico, sino que la cinta está teniendo una acogida impensable por sus creadores y se ha convertido en el mejor estreno español desde 2012, cuando Lo imposible abatió las taquillas. Parece ser que a Telecinco cinema le están yendo bien las cosas con sus propuestas cinematográficas.

Pero, ¿el éxito es merecido?. Es una lástima que el público español acuda a este tipo de películas pues no hace otra cosa que animar y propiciar que otro tipo de producciones sigan esta línea. El guión es predecible, tanto en el romance como en el desarrollo que irán tomando los personajes. Todo va tirando de estereotipos exagerados, que no hacen otra cosa que hacer quedar mal a los vascos y dejarlos por los suelos. No era necesario llegar a esos extremos para crear una buena comedia. Se pueden hacer exageraciones que no sean tan reiterativas, ofensivas o simplemente ridículas. La gracia de la película está en el choque de opuestos pero se podría haber tratado mejor.

No es de extrañar que no haya entusiasmado mucho al pueblo Vasco. ¿Acaso todos llevan palestina, piercings, o revisten las paredes de su casas con la bandera del Vasca y mensajes separatistas?. Pero los españoles tampoco nos salvamos, el personaje de Carmen Machi hasta tiene en su dormitorio una figura de porcelana de Franco, un cuadro del rey, y diferentes iconos de la España más cerrada.


Bueno, tampoco ha sido todo tan malo. Debemos reconocer que algunas situaciones y diálogos han estado bien y se lo debemos principalmente al desparpajo que saca Dani Rovira y a la simpatía que desprende Carmen Machi en cada escena donde aparece. También es notable la presencia de grandes personalidades que ya vimos en la divertida serie vaya semanita, y otras caras más recientes  que van tomando protagonismo como las de Alfonso Sánchez y Alberto López, desde el estreno de su película  El  mundo es nuestro (2012).


Las salas llenas por un estreno español, es lo positivo que sacamos de un film grabado sin personalidad ni estilo, que bien se asemeja a un producto televisivo por su acabado y uso de la música. Los cromas tan descarados tampoco ayudan a que nos apetezca mucho defenderla.

Por todo ello nuestro veredicto es muy frío y duro, pero es lo que se merece.
Te damos 1'5 puntos de cruz.