viernes, 26 de septiembre de 2014
El corredor del laberinto
Con un comienzo conciso y muy rotundo, aturde tanto a su protagonista (Thomas) como al espectador que no sabe qué está ocurriendo. Desde esa introducción tan fuerte el ritmo narrativo no cesa y nos descubre un futuro postapocalíptico en el que unos adolescentes se encuentran encerrados en un laberinto y sin saber cómo ni por qué han llegado allí. Thomas irrumpe en ese estilo de vida que llevan el resto de supervivientes con el afán de encontrar una explicación y algún modo de salir de allí. Todos son dudas y expectación en un laberinto en el que el problema no es encontrar la salida sino sobrevivir a las fuertes fuerzas que habitan en él.
Las escenas que nos muestra están bien medidas y los momentos de acción están filmados de manera coherente. Se siente emoción al verla, y eso se agradece si tenemos en cuenta lo aburridas que están siendo algunas de esas sagas que no dejan de surgir. Pero no todo son buenas palabras, sino que peca de algunas situaciones demasiado facilonas e inverosímiles para que la trama continúe por donde debe.
Entretenimiento de primera, no de primera calidad, sino de primera entrega, que sirve para introducir la trilogía literaria al cine. Al menos cuenta con buenos personajes con entusiasmo en pantalla, aunque su porvenir al acabar esta primera entrega, no parece nada innovador.
A este laberinto de hormonas guerrilleras le damos 3 puntos de cruz.