Conocido por sus dramas duros, conmovedores y siempre arriesgados, Iñárritu ha dejado el listón muy alto en el melodrama por lo que saltar a la buena comedia, un género complicado cuando te tomas las cosas tan en serio, puede resultar todo menos cómodo y productivo. Pero no todos son tan prodigiosos como el mexicano y es que las cosas siempre le salen la mar de bien.
Pone en cuestión los géneros que mueven a las masas y a los intérpretes que les dan cara: Michael Keaton entrega cuerpo y alma a un personaje de gran fama conocido por interpretar al superhéroe Birdman y decide replantear su carrera pasándose al teatro con una obra alejada de la pirotecnia hollywoodiense y prestándole mayor dedicación a su familia. Es ahí cuando emprende una lucha contra su álter ego cinematográfico en un enfrentamiento dominado por ficción-realidad-éxito de gran hondura narrativa.
Este film no pasa desapercibido en ningún momento y desde el principio deja claro el prodigio de técnica que lleva tras de sí. La cámara nos conduce todo el metraje por los recovecos ocultos al público tras el telón, y nos pone contacto con sus personajes a la puertas de un estreno dispuesto a marcar sus vidas. Aquí todos los personajes se encuentran en plena crisis emocional y muestra lo mejor de Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton y Naomi Watts.
Una obra maestra clave en la fimografía del director e imprescindible entre los estrenos de este año gracias a esos grandes momentos que nos regala en pantalla de rabioso escándalo desmedido y que gozan de inteligencia más allá de la superficie.
Todo un acierto merecedor de alabanzas y de 4'5 puntos de cruz.