viernes, 30 de enero de 2015

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?


Una de esas comedias que como todas las comedias francesas se promocionan con el eslogan: "la mejor comedia del año" o frases similares, y eso es así.

Pero anécdota aparte, el film hace gracia, te ríes y disfrutas del enfrentamiento cultural que se cuestiona. El planteamiento es más que interesante y ya de por sí gracioso, como uno de esos chistes que empiezan con "esto es un chino, un español...", pero de mayor duración.
Parte de un matrimonio católico que tiene cuatro hijas y tres de ellas están casadas con un judío, un chino y un musulmán. La menor aún está soltera y sus padres tienen puestas todas las esperanzas en ella.

La 8 apellidos vascos francesa puede presumir de mayor elegancia y mejor guión; pero cae en lo repetitivo y, lo que al principio hace reír, se hace bola hacia final. Los personajes masculinos de los novios se quedan estancados en los chistes y sus personalidades se podría decir que están cortadas por el mismo patrón. Ellas no corren mejor suerte: las cuatro hijas se comportan igual y tienen el mismo rol excepto la "artista" que tiene un plus sensiblero y ridículo pero que no llega a ser ofensivo. Como resultado tenemos una fiesta en la que soltar los estereotipos más básicos que todos conocemos pero en la que por suerte todos reciben su merecido.

Una película sana que además de reírse de lo ajeno sabe autocriticarse, medir las opiniones y buscar sus propios defectos mostrándonos como iguales cuando observamos otras culturas.

Muchas risas y libertad de opiniones que hacen que le demos  3 puntos de cruz.