jueves, 26 de febrero de 2015

Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso


Alexander y su título infinito hace referencia a un jovenzuelo con muy mala suerte, como si le hubiera mirado un tuerto, que desea al soplar las velas de su magdalena de cumpleaños que su familia sepa lo que sufre.
No hay nada que no le pase, ni a él, ni a la película, una verdadera sucesión de catástrofes y humor hueco con gags terminados en cara de espanto, que no producen ni risa en su mayor parte.

A este desastre le acompaña un buen reparto contagiado por la mala suerte de nuestro protagonista, forzados y poco creíbles. Se mueven como pez  fuera del agua ante un guión muy flojo y una obsesión por "navegarlo todo con positividad" que hace insufrible aguantar el film en su totalidad.
Sabemos que va dirigida al público infantil, pero como siempre decimos: no hay que subestimar la inteligencia de nuestros pequeños compañeros de sala.
Se puede abusar de la exageración, pero con cabeza y sentido, no esperando que una situación de lo más absurda haga gracia por petición divina.

¿A su favor? Una fotografía limpia propia de Disney y un timing dinámico hacen que al menos no entres en un sueño eterno.

Por todo ello le damos 1'5 puntos de cruz.