miércoles, 11 de marzo de 2015

Ex Machina


La ciencia ficción y la robótica se adueñan de la trama pero con un tratamiento muy puro, limpio y efectivo. La historia nos presenta a un multimillonario que está trabajando en el desarrollo de un robot con inteligencia artificial y necesita la ayuda de una persona externa, Caleb, para que valore su funcionamiento y desarrollo de tal inteligencia.

Se basta de pocos elementos, no más de cuatro personajes (incluso uno de ellos no habla) y, aun así, consigue crear una trama envolvente, oscura y muy milimetrada que juega con el espectador con una soltura magistral. Alex Garland es nuevo en la dirección pero para nada novato en la industria, pues sus guiones para 28 Días Después (2002), Sunshine (2007), Nunca me Abandones (2010) e incluso Dredd (2012) han dejado claro su talento. Una gran trayectoria en la escritura que hace comprender tan perfecto resultado en este turbio thriller, donde ha sabido elegir a tres actores protagonistas capaces de defender la arriesgada puesta en escena y soportar el peso dramático: Oscar Isaac, Domhnall Gleeson y Alicia Vikander.

Otro factor a destacar es el diseño de producción tan minimalista y funcional, así como el diseño de los personajes robots que son creíbles y alejados de la parafernalia de cableado y tornillos que nos suelen vender. Aquí la estética nos recuerda más a propuestas estéticas de corte oriental que respetaban un aspecto humanizado del robot, cercano a Ghost in the Shell (1995) y alejado del próximo Chappie (2015) de Neill Blomkamp.

Una propuesta sólida que incluso deja aparecer alguna sonrisa entre tanta calma y que también nos regala una escena en la que Oscar Isaac nos baila a ritmo de Get Down Saturday Night. No tiene desperdicio.
Le damos 5 puntos de cruz.