viernes, 13 de marzo de 2015
Kingsman. Servicio secreto
No nos pilla de nuevas que Matthew Vaughn dirija una película basada en un cómic, y es que es uno de los directores que más personalidad aporta a este género tan tratado en los últimos años.
Con toques de lo más cutres-molones construye una comedia divertida e ingeniosa, con aires del cine de los 60, 70 y 80, que hoy por hoy podemos llamar innovadores, pues es un recurso que pocos tocan ya, quizás los más grandes como Tarantino. Echar la mirada atrás para construir algo puede ser de lo más enriquecedor.
James Bond no tiene competencia, pues son dos marcos totalmente diferentes los que encierran a ambas películas, pero Kignsman tampoco la tiene. Con total autonomía, Kingsman se desenvuelve en pantalla de forma extraordinaria y original conquistando a todos los públicos y aniquilando el aburrimiento. Atrevida, chocante y descarada, esta no es otra película de espías.
Y es que a agente británico a Collin Firth no hay quien le gane, ¡vaya porte y elegancia!, es aquí donde encontramos los símiles con el clásico personaje de ficción. Junto a él encontramos al hombre británico por excelencia, Michael Cane, que nos honra con su presencia una vez más.
Taron Egerton, el joven protagonista no se ve ensombrecido por estas dos grandes figuras, y lo da todo para estar a la altura. Otro actor que cada vez tiene más presencia en la cartelera es Mark Strong, a quien siempre da gusto ver por la gran pantalla, haciendo esta vez de Pepito Grillo.
Y por supuesto tenemos a Samuel L. Jackson con un personaje que le viene como anillo al dedo, haciendo de malo cutre-repelente con hemofobia.
Una peculiar historia digna de ver. No podemos olvidar la escena en la que las cabezas comienzan a estallar en humo y color, es un "para lo que me queda en el convento, me cago dentro" en toda regla.
Por ser tan maravillosamente descarada, diferente y divertida le damos 4 puntos de cruz.